Jorge de Manrique fue un buen poeta de cancionero. Su poesía amorosa, dentro de lo artificioso del género, muestra una de las voces más personales del momento. Hoy en día se le valora como el mejor poeta de su siglo (S. XV) gracias a un único poema, las Coplas a la muerte de su padre.
Sobre el autor: Jorge Manrique perteneció a una de las grandes familias de la nobleza castellana. Junto a su padre, participó en diferentes batallas y murió en combate a los 39 años. Su persona encarna el ideal cortesano, la valentía en el combate y la habilidad con las letras. Fue uno de los últimos representantes de la aristocracia guerrera en la que todavía pervivían muchos ideales medievales, y como un hombre culto, como exigía el modelo
humanista
Jorge compuso las coplas a raíz de la muerte de su padre, don Rodrigo; entonces se trata de una
elegía.
El tema: Las Coplas desarrollan el tema de la
muerte, que parte de una
meditación genérica sobre la fugacidad de la vida y acaban presentando
la muerte del padre del poeta.
El tema de la muerte es muy frecuente en la Edad Media; desde la perspectiva cristiana, la muerte era vista como liberadora porque abría las puertas hacia la vida eterna. Contrariamente, en los siglos XIV y XV, era habitual presentar a la muerte como un
personaje terrorífico que igualaba a todos bajo su poder, como especificaban las populares
Danzas de la muerte. El poema de Manrique exalta los valores espirituales que no perecen y los contrapone a los caducos bienes terrenales; no obstante, Manrique ofrece una
novedad: presenta un tema dotado de una visión serena, exenta de cualquier visión macabra.
La estructura: La composición consta de 40 estrofas de 12 versos:
coplas de pie quebrado, formadas por una
sextilla doble de versos de ocho y cuatro sílabas, llamada entonces
manriqueña en honor al poeta. El esquema métrico es
8a, 8b, 8c, 8a, 8b, 4c; 8d, 8e, 4f, 8d, 8e, 4f.
Por los temas que trata, el poema puede separarse en
3 partes:
-Reflexión sobre la fugacidad de la vida y la certeza de la muerte. Ambos motivos van ligados a la reflexión sobre la vanidad de las cosas terrenales, es decir, lo inconsciente y efímero de los bienes mundanos.
-Evocación emotiva y nostálgica del pasado. el retrato brillante y sensorial de la vida cortesana se intensifica porque se va recordando su fugacidad mediante las interrogaciones: ¿qué fue de...? o ¿qué se hizo de...?
-Individualización en torno a la figura del padre, don Rodrigo, presentado como ejemplo por sus virtudes, sus hazañas, su resignación cristiana y su serenidad ante la llegada de la muerte. Al final, la muerte consuela al caballero diciéndole que le esperan dos formas de vida: la fama, que le permite vivir en la memoria de las generaciones futuras, y la vida eterna y verdadera.
El estilo: es sencillo,
antirretórico. La
naturalidad del lenguaje contrasta con la gravedad del tema. Seguramente, esa combinación de sencillez y profundidad es la que convierte a Manrique en un autor valorado por los poetas posteriores; un poeta de poetas.
Sentido de las coplas: El poema en si recoge la sensibilidad del final de la Edad Media, mientras que la figura del padre encarna las virtudes caballerescas y cristianas medievales. La obra refleja las contradicciones de la época cuando expresa la tensión entre la concepción cristiana medieval y una nueva sensibilidad más receptiva a al belleza de la vida. Manrique muestra otros rasgos
prerrenacentistas, como la valoración de la fama, que era despreciada anteriormente, y la delicadeza y elegancia con que trata el tema de la muerte.
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