El teatro es el género que menos se desarrolla en esta época. Continúa el teatro religioso de tradición medieval y aparece una nueva generación que inicia el teatro renacentista, pero el género teatral más interesante del siglo XV lo constituye el teatro para ser leído, a imitación de la comedia humanística italiana, modalidad a la que pertenece La Celestina.
La actividad teatral se halla vinculada en este momento a los lugares en los que se desarrollan las diversiones populares o las celebraciones religiosas (como el Corpus o la Navidad). A final de siglo, el teatro se introduce también en los palacios, donde se realizan los festejos cortesanos.
Durante esta época destacan fundamentalmente en el teatro religioso: Gómez Manrique y Lucas Fernández, y en el teatro renacentista: Juan del Encina, quien refleja la influencia humanista en obras como Égloga de Plácida y Victoriano, donde combina el tono sentimental y los personajes mitológicos. Y además de motivos religiosos, desarrolla una temática profana. Su obra, como la de Lucas Fernández, se sitúa entre la tradición medieval y la del Renacimiento. Pero, sin duda, la obra dramática más importante de esta época es La Celestina, de Fernando de Rojas.
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