Calisto, un joven apuesto, inteligente y de clase alta
va en busca de uno de sus halcones cuando casualmente ve a una joven
bastante hermosa llamada Melibea, en el huerto de su casa. Calisto se enamora
perdidamente de ella. Un día, vuelve a encontrársela en la ciudad, cerca de la
iglesia, y le expresa sus sentimientos pero ella lo rechaza.
Cuando vuelve Calisto a su casa le cuenta lo que había pasado a
Sempronio, uno de sus criados, éste le propone que acuda a una vieja prostituta
llamada Celestina, para lograr por medio de ella el amor de Melibea.
Los criados;
Sempronio y Pármeno junto con la alcahueta se ponen de acuerdo en repartirse la
cadena de oro que Calisto había prometido si lograban entre todos enamorar a
Melibea. Celestina conjura al diablo y utiliza sus habilidades dialécticas,
para hechizar a Melibea y así lograr finalmente que se enamore de Calisto.
Cuando
esto sucede, los criados van a casa de Celestina a reclamar su parte pero
ésta se niega rotundamente a darles nada así finalmente la matan e intentan
huir pero con los gritos de las prostitutas de Celestina, Elicia y Areúsa,
acude la justicia, los detienen y los ejecutan públicamente.
Las prostitutas Elicia y Areúsa, que han perdido a Celestina y a sus
amantes, traman que el rufián
Centurio asesine a Calisto, pero en en realidad
él solo armará un alboroto. Mientras Calisto estaba con Melibea, escucha
el alboroto de la calle, creyendo que sus criados estaban en peligro intenta
saltar el muro de la casa de su amada, pero con tal mala suerte que resbala y
muere. Ante la muerte de su amado, Melibea confiesa a su padre su romance
con Calisto y sus tratos con Celestina, después sube a una torre y se
arroja desde ella, precipitándose hacia la muerte. La obra acaba con Pleberio,
el padre de Melibea, lamentando la muerte de su hija.
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